Este capítulo pretende mostrar, de una manera muy suscinta, los diferentes
períodos históricos por los que ha pasado el Darién, y particularmente el
Municipio de Acandí Chocó, para llegar finalmente a una apreciación de su
estado actual en términos socioculturales y económicos. De esta manera
complementando y cruzando de forma integral los resultados de esta descripción
con la información biológica descrita en la primera parte de este capítulo, se
podrá tener una mirada de conjunto, que permita la comprensión del estado
actual de Acandí en cuanto a la ocupación del territorio, las principales
actividades económicas, los aspectos sociales y culturales que la caracterizan,
y los efectos que éstos generan y posibilitan para la conservación de la
tortuga Caná en el Golfo del Darién.
1.2.1 HISTORIA POBLACIONAL DEL DARIÉN
La historia de
poblamiento del Darién se puede dividir en cuatro grandes períodos: la conquista española, el dominio de la Nación Kuna , la reconquista del Darién por parte de la República , y
finalmente, el siglo XX con sus
dinámicas económicas y el proceso de poblamiento.
1.2.1.1. La
Conquista Española : El
darién, y por ende el municipio de Acandí, en el momento de la llegada de los
españoles en el siglo XVI, estaba ocupado por diferentes grupos indígenas con
costumbres y estructura social, económica y política propias, junto con una red
de intercambios y adaptabilidad ecosistémica a su entorno; de éstos el más
importante fué el grupo de los cuevas. En sus fronteras se encontraban los
tules o kunas al sur en el río atrato y el mar pacífico, los urabáes al oriente
en la culata del golfo de urabá, y grupos diversos al occidente en el chame
panameño (Fundación Natura 2000).
1.2.1.2. Dominio de la
Nación kuna: Para el siglo XVII, los kunas, quienes han emigrado del Atrato
alto y medio por las presiones ocurridas allí de parte de los emberas
(presionados a su vez por los españoles asentados en Popayán), ocupan gran
parte de la provincia del Darién, cuyos territorios correspondían a los
indígenas cuevas y a los urabáes (quines se reducen ostensiblemente por la
presión conquistadora); de esta manera se inicia el dominio de la nación Kuna
sobre el territorio del Darién, el cual se extiende durante más de 200 años. se
conforma una nación Kuna con autonomía social, económica y religiosa por fuera
de la colonia, la cual posee idioma propio, una numerosa población y una
apropiación y ordenamiento del territorio. Estos territorios de la nación Kuna
para el siglo XVIII se extendían hasta cerca del Sinú, el Golfo de Urabá, una
parte de la desembocadura del río Atrato y el León, y todo lo que hoy es
conocido como el Darién panameño.
Durante este período,
en el cual la nación Kuna tiene un dominio sobre la región del Darién, es de
las pocas veces en que se delimita de manera autónoma y con alguna precisión a
esta región. Luego su territorio, al igual que la nación Kuna, fueron
disgregados por las múltiples presiones de grupos exógenos, repartiéndose
finalmente en diferentes áreas político administrativas e incluso entre dos
naciones, la panameña y la colombiana.
A través de las
incursiones españolas en el Darién llegan comunidades negras, mestizas y
mulatas, y pobladores del alto y medio Atrato quienes contribuyeron a delinear
un poblamiento que configura desde entonces la caracterización sociocultural de
la región del Darién. Se debe resaltar la férrea resistencia que presentaron
los Kunas frente a estos procesos de poblamiento, principalmente al
relacionamiento con indígenas Emberas y afrodescendientes, con quienes los
Kunas han tenido una rivalidad histórica (David 2003).
1.2.1.3. La reconquista
del Darién por parte de la República : La decadencia de la nación Kuna se inicia con la toma del
poder por parte del criollato republicano a mediados del siglo XIX, como
consecuencia de la declaración de independencia de los territorios americanos
de la corona española. En los primeros años del establecimiento del Estado
republicano, la posesión sobre el Darién es más de carácter jurídico que de
hecho, tratando de articular esta región al circuito nacional a través de una
intensa actividad legislativa. la
República continúa con la política de la colonia e impulsa un
control al comercio ejercido por los Kunas, los comerciantes extranjeros y los
piratas; para tal fin se crean alianzas con Estados Unidos como país garante de
la soberanía sobre el territorio del Darién, con lo cual Inglaterra pierde su
hegemonía en los proceso de intercambio comercial en la región, lo que genera
el inicio de la decadencia de la nación Kuna.
Los Kunas son
considerados por el criollato como un grupo de “salvajes” sin organización, ni
capacidad de autodeterminación por lo que debían ser cuidados, protegidos y
tutelados por el gobierno. Concepción que terminó pasando las tierras que
poseían aquellos al gobierno bajo la figura de “baldías o nacionales” y
restringiendo el comercio que ellos realizaban, el cual debían hacer a través
de las instituciones creadas por la República. Así las tierras del Darién pasan a ser
el botín de diversos intereses.
El auge industrial
que vive Europa y Estados Unidos en el siglo XIX implica la demanda a los
países “periféricos” de materias primas como el caucho, la tagua y aún
productos no esenciales como cacao y café para satisfacer la demanda urbana del
“primer” mundo. El Darién tiene condiciones óptimas para participar en el
mercado debido a su posición geoestratégica privilegiada y el contar con la
mayoría de los productos demandados.
Esto trae como consecuencia la llegada de colonos y campesinos desde las
diferentes fronteras, dándose una ocupación del territorio del Darién que no
derivó de una política planificada desde la autoridad, pero sí por obra de la
numerosa población que encontró allí un espacio económico y territorial.
Para la nación Kuna
esto implicó el preámbulo de su declive, con la pérdida del control sobre su
territorio. La presión criolla obtuvo así, lo que no lograron planes militares
siglos atrás: la claudicación de la nación Kuna. Este hecho no implicó el
abandono total del territorio, pero sí su concentración en las islas de San
Blas (hoy Comarca Indígena de Kuna Yala), que se consolidó como el espacio
fundamental de la nueva conformación del hombre Tule, no obstante la existencia
de dos reductos poblacionales en Colombia (Arkía y Caimán Nuevo). Mientras
tanto otros indígenas como los “Chocoes” (Emberas) expandieron sus fronteras y
consolidaron su presencia en el Darién del Sur (David 2003).
Los enclaves inician
con la explotación cauchera la cual tiene su auge entre 1850 y 1880, tiempo en
el cual se da una intensa explotación y decadencia de la misma como
consecuencia del método empleado para su extracción, en el cual los árboles son
tumbados una vez dejan de producir.
El principal enclave en el golfo de Urabá era Acandí.
Durante este período también se consolida Turbo como centro comercial y de
intercambio, además de punto de referencia territorial y centro administrativo.
Playablanca, hoy conocido como Riosucio, se convirtió en el punto crucial
intermedio para el circuito comercial Cartagena-Quibdó, el cual servía a las
actividades extractivas que se daban en la cuenca del Atrato y algunos de sus
tributarios.
La
caída en la producción de caucho es reemplazada por la explotación de la tagua,
la cual actúa como eje estructurante del territorio, pues su recolección se da
de forma periódica, con lo cual llegan oleadas de recolectores anualmente y se
da la permanencia de pobladores en los campamentos; es así como las
proveedurías o bodegas y los campamentos se convierten en núcleos poblados.
Con
la explotación de la tagua y la consolidación de los poblados, se da el paso de
los enclaves a las haciendas, con lo que se incentiva las labores agrícolas,
dándose la conformación en la región de una sociedad agraria en constante
ascenso y bastante dinámica. Las haciendas son las precursoras de la
modernización y el desarrollo del Darién y con su llegada se ven incrementadas
las plantaciones, la explotación económica, la acumulación de capital fuera de
la región, el desplazamiento indígena y el incentivo al poblamiento criollo
mestizo.
Con
esta situación llegó la delimitación de la tierra por alambradas, la
concentración de las tierras, la temprana ganaderización y potrerización, a la
vez que las desigualdades y los conflictos. Las haciendas no logran mantenerse
por mucho tiempo al enfrentarse a problemas de transporte y a las nuevas
propuestas agroindustriales, lo cual lleva al fracaso de muchas de ellas.
Con
el establecimiento de las haciendas a finales del siglo XIX y principios del XX
se establece la primera red urbana en el Darién cuyos principales centros
urbanos son Acandí, Riosucio, Juradó, Chigorodó y Turbo. Junto con estos
centros poblados se dan los hábitats agrícolas ubicados a lo largo de la costa,
en los lugares donde se dan las extracciones, allí sobresalen Titumate y
Sapzurro.
Las
oleadas migratorias hacia el Darién coinciden con los diferentes procesos
económicos que se viven en la región y su origen tiene relación con las
fronteras de la cual provenían; es así como de la provincia de Cartagena y
Bolívar llegan los Cartageneros y Sinuanos o “monterianos”; por el río Atrato
inmigró población negra quienes llegaron de las partes altas del río San Juan y
Atrato; hacia el pacifico se dio una mezcla interracial entre negros, indígenas
y mestizos, quines son considerados como verdaderos nativos; a ésta zona
también llegaron negros panameños. Además la irrupción de personas llegadas del
interior (principalmente antioqueños) y la permanencia de ingleses, belgas,
holandeses y franceses, realizan su aporte a la pluriculturalidad de la región
(David 2003).
1.2.1.4. Dinámicas económicas y proceso de poblamiento
durante el siglo XX: A principios del siglo XX se da la
separación de Panamá y Colombia (año 1903), esto trae consigo para el Darién su
separación en dos naciones, quedando la mayor parte de la región en el
territorio panameño. El gobierno colombiano con el fin de dar contingencia a
este suceso y evitar la sucesión de otra parte del país y la pérdida de
integridad territorial, adopta políticas encaminadas principalmente al reparto
de baldíos y ejercer un mayor control por parte del gobierno central sobre el
territorio.
Dentro de las campañas de control se
promueven avanzadas de poblamiento a través de colonias agrícolas y la integración
vial de la región con el interior del país.
Las primeras décadas del siglo XX se caracterizan además por el impulso que
genera la explotación de la tagua al establecimiento de la primera red urbana
en la región y el establecimiento de las bases para la estructuración espacial
y territorial del Darién. En cuanto a las políticas gubernamentales, éstas
fueron ideadas en un nivel central, desconociendo las dinámicas locales y sus
necesidades, con las cuales resultaron favorecidos lo grandes inversionistas y
una pequeña élite local; por el
contrario, se niega la tierra a los indígenas, negros y mestizos, quienes
realmente habían logrado adaptarse a las agrestes condiciones ambientales de la
región. En cuanto a la estructura
territorial, el Darién continúa en la pugna por la definición de sus fronteras
internacionales, mientras en Colombia se dan pugnas por el dominio de este
territorio entre los Departamentos de Antioquia y Chocó.
En un segundo momento
aparece el auge agroindustrial, que inicia con inversionistas alemanes
representados en la compañía Abingia, la cual fracasa por presiones de la
compañía estadounidense United Fruit Company. Luego llega la sociedad Cleall y
Lambert, quien hace negocios con la compañía United Fruit Company, convirtiendo
a Acandí en el principal centro productor de banano de la región. El auge de la
producción de banano propicia la llegada de inversionistas antioqueños en 1935;
período durante el cual se da la mayor producción entre 1934 y 1938, pero se
enfrenta a problemas de transporte de los productos hasta los sitos de embarque
y su comercialización. Una vez el gobierno central y los comercializadores se
ponen de acuerdo para dar solución a este problema, inicia la segunda guerra
mundial, con lo que se paraliza la producción, languideciendo en los años 40.
Es de resaltar que
para la agroindustria, la principal y más barata mano de obra para las empresas
eran los migrantes provenientes de Córdoba y Chocó, mientras los bolivarenses
permanecieron en actividades pesqueras, agrícolas y extractivas.
Para la segunda mitad
del siglo XX la crisis agroindustrial genera el abandono de tierras por parte
de las compañías, lo que propicia la ocupación de éstas por parte de los
antiguos trabajadores. Paralelamente se da la ampliación de la frontera
agrícola por la llegada de nuevos colonos procedentes de Chocó, Córdoba, Sucre,
Antioquia e incluso Caldas, Boyacá, Nariño, Putumayo y Caquetá, quienes llegan
al Darién desplazados por la violencia política que vivía el país por estos
años.
La extracción de
madera juega un papel protagónico en la segunda mitad del siglo; en esta
rentable actividad no solo participan las grandes empresas, sino también
pequeños comerciantes, aserradores a destajo y grupos de colonos; los últimos
siguiendo el avance de las empresas madereras.
Al proceso de
colonización espontánea sigue un intento de planificación y reglamentación por
parte del gobierno, generándose así, que en el periodo de 1960 a 1980 el INCORA haga
adjudicaciones de pocas hectáreas a numerosos adjudicatarios. Esto motiva un
crecimiento demográfico que alcanza sus mayores tasas en el período de 1953 a 1973. Los sectores
más dinámicos durante el proceso de colonización fueron Riosucio, el Bajo
Atrato y sus afluentes, y Acandí con la focalización de la mayor actividad en
el Valle del Tanela y Unguía. Así se da una formación espacial que se integró
por las vías fluviales tradicionales y por la nueva red de caminos y trochas
que los mismos colonos implementaron (David 2003).
Luego de este auge
colonizador el proceso empieza a decaer como consecuencia de los siguientes
factores: la adjudicación de grandes áreas, proceso de ganaderización,
narcotráfico y lucha armada. Así, este nuevo intento de colonización agrícola
culmina con la concentración de tierras en unos pocos propietarios, la mayoría
de origen antioqueño.
Mientras esto sucedía
en el lado occidental del Golfo (en la márgen Darienita), en la zona del Urabá
se iniciaba la explotación maderera a gran escala y el cultivo de banano para
exportación, que configuran el llamado “milagro de Urabá”. Este fenómeno ha
sido considerado como uno de los “más rápidos e impresionantes eventos de
colonización de las selvas tropicales registrado hasta ahora en América”
(Proyecto Biopacífico 1994), van a generar unos impactos muy importantes en la
configuración del Urabá como tal, y por ende del Darién, dada la proximidad y
la historia conjunta en las dos zonas, tanto en aspectos sociales como
biogeográficos, pues hasta mediados del siglo XX, los paisajes natural y humano
habían sido conservados; es a partir de los años sesenta, cuando la dinámica
del modelo actual de desarrollo comienza a modificar completamente las
condiciones naturales, sociales y culturales de la región, hasta el punto de dejar
a la región sin sus mayores recursos naturales, que se constituyen en la
principal fuente de riqueza de la misma.
La creación del
Parque Nacional Natural los Katios en el año 1973, con el fin de detener la
propagación de la fiebre aftosa hacia el norte, incide en el cambio del
paradigma de desarrollo para la región. Desde este momento, es la selva virgen
y la riqueza biótica presente en ella el punto focal de la reinvención del
Darién, con lo cual se convierten en las premisas y el limitante para los
proyectos de desarrollo de la región. También se inicia el enfrentamiento de
dos formas radicales de ver el desarrollo: una de carácter sostenible, que
reivindica los usos tradicionales de las comunidades ancestrales asentadas en
sus territorios, así como la conservación y uso racional de los recursos
naturales; y otra no sostenible, de carácter extractivo y de inversión en
grandes obras o macroproyectos.
El fenómeno de ganaderización
y potrerización de la región por su magnitud y súbito avance, es un factor que
genera una gran transformación en el paisaje darienita, sobre todo en los
municipios de Unguía y Acandí, donde se consolida esta actividad económica.
Igual que con las haciendas y la agroindustria, el crecimiento de la ganadería
propicia la acumulación de tierras. Los
fenómenos económicos y políticos que se presentan para la década de los 80, no
generan cambios en la red urbana y su jerarquía, mientras que en el sector
rural incide de manera drástica en su sistema espacial y territorial. La
concentración de tierra y la agudización de la violencia hacen desaparecer
algunos asentamientos y en algunos otros casos, éstos quedaron sin áreas de
cultivo en sus proximidades como en Unguía y Acandí.
La composición
poblacional mantiene el ritmo iniciado en los años setenta, con los antioqueños
posesionados de la mayoría de las tierras en el sector de Acandí, Unguía y
parte de Riosucio, a la vez que se mantienen también los flujos migratorios de
bolivarenses, cordobeses o “chilapos” y mestizos del interior (antioqueños,
caldenses, entre otros).
Irrumpe además la
actividad turística en el litoral Caribe Colombiano, como consecuencia de la
belleza paisajística, la visión foránea y capital proveniente del narcotráfico,
con lo cual se da una ocupación y concentración puntual en las playas,
densificación de las mismas, desalojo de nativos y transformación del paisaje;
acciones que se han efectuado con poca planificación y/o regulación (David
2003).
Para las últimas
décadas del Siglo XX, también es de trascendental importancia el afianzamiento
de las comunidades negras e indígenas en su condición étnica, fundamentada en
sus procesos organizativos. La constitución de 1991 marca un hito en el logro
de derechos y reconocimientos por parte de las minorías étnicas en Colombia,
dándose el reconocimiento legal a su territorialidad; en ésta se da el
reconocimiento constitucional a las comunidades negras y su posibilidad de
acceso a la propiedad de las tierras ancestrales (Ley 70 de 1993) e igualmente
se da la confirmación de los territorios indígenas como entidades
territoriales. Esto produjo un remezón en la concepción territorial en el Chocó
como territorio-región, afectando por ende al Darién, donde se da inicio a un
nuevo relacionamiento interinstitucional, propiciado por nuevos marcos
jurídicos (David 2003) como la Ley
99 de 1993 por la cual se crea el Ministerio del Medio Ambiente y se organiza el
Sistema Nacional Ambiental –SINA-, en donde se incluyen las Reservas Naturales
de la Sociedad Civil ,
predios ubicados en diferentes regiones del territorio nacional que por sus
caracteristicas, la voluntad y conciencia ambiental de sus propietarios se han
convertido en espacios de conservacion de biodiversidad.
La conservación de
recursos naturales y ecosistemas por parte de la sociedad civil en Colombia
tiene antecedentes en los años 40, pasando por diferentes periodos de
desarrollo en cada década. De manera organizada se inicia hacia los años 90 y
se materializa en el año 1992 con la constitución de la Asociación Red
Nacional de Reservas Naturales de la Sociedad Civil de Colombia (UAESPNN et al. 2000), un año después (1993) inician
sus primeras actividades con la cofinanciación de WWF y la Fundación para la Educación Superior
(FES) (www.resnatur.org.co).
De esta forma
arribamos al siglo XXI, en unas condiciones de descentralización política que
abren perspectivas nuevas para la gestión ambiental y la planificación
participativa, en medio de unas condicones generales de degradación del medio
natural, donde los municipios de Unguía y Acandí se hallan “inmersos en la
ganadería y el latifundio, la población indígena sobrevive reducida en pequeños
resguardos, con dificultad para desarrollar sus tradicionales prácticas de uso
del suelo y donde las comunidades negras confrontan condiciones de pobreza extrema”
(Biopacífico 1994).
Tomado del
Documento técnico de soporte para la declaratoria del Santuario de Fauna y
Flora La Playona
en Acandí (Chocó): para la protección del hábitat de anidación de la tortuga
caná (Dermochelys coriacea) y
carey (Eretmochelys imbricata) 1
Preparado por:
FUNDACIÓN DARIÉN,JORGE DAVID
HIGUITA ***,y LILIAN J. BARRETO **
Basado en documento preliminar
de WALKER HOYOS GIRALDO *
REPÚBLICA
DE COLOMBIA.MINISTERIO DE AMBIENTE, VIVIENDA Y DESARROLLO TERRITORIAL,UNIDAD
ADMINISTRATIVA ESPECIAL DEL SISTEMA
DE PARQUES NACIONALES NATURALES DIRECCIÓN TERRITORIAL
NOROCCIDENTE, MAYO DE 2006
1
Con el apoyo de WWF Colombia
* Biólogo. Profesional
de Apoyo del Área de Manejo Especial del Darién (AMED-UAESPNN),2003
** Bióloga Marina. Consultora Programa Marino Costero. WWF
Colombia
***
Antropólogo. Consultor Fundación Darién
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